Guayaquil, en sus 490 años de historia, suma un nuevo símbolo urbano. Mafalda, la niña que desafía al mundo con preguntas incómodas y reflexiones necesarias, visitó el despacho del alcalde Aquiles Alvarez en el Palacio Municipal, antes de convertirse oficialmente en parte del paisaje de la ciudad.
Vestida con los colores blanco y celeste, fue recibida con entusiasmo por el burgomaestre, quien expresó: “¡Está hermosa! Qué linda verla hasta con las estrellitas. Soy su fan y me encanta Mafalda; deberían existir más Mafaldas en el mundo”.
Durante su visita, el Burgomaestre la invitó a la Sesión Conmemorativa del 25 de julio, que se realizará en la avenida 9 de Octubre y Malecón. Será el acto central de las celebraciones por el aniversario de fundación, una fecha que no solo recuerda el pasado, sino que proyecta el futuro de Guayaquil.
La escultura recorrió también espacios emblemáticos como el Malecón 2000, el Cerro Santa Ana, la Calle Panamá y Puerto Santa Ana. En cada parada despertó admiración, fotografías y conversaciones entre niños, jóvenes y adultos. Su presencia evocó valores como la equidad, la paz, el respeto y los derechos humanos.
Desde este 25 de julio, Mafalda tendrá un lugar permanente en la intersección de la Av. 9 de Octubre y Escobedo. Allí se convertirá en punto de encuentro y en nuevo hito cultural para una ciudad que quiere pensarse desde el humor, la sensibilidad y la conciencia social.
Mafalda no llega como adorno. Llega como símbolo. Una voz silenciosa pero elocuente que invita a mirar la ciudad con pensamiento crítico, desde la infancia hasta la vida adulta. Un recordatorio de que el civismo también se aprende en las calles, en los parques… y frente a una escultura que nos interpela sin hablar.