Las tradiciones de fin de año vuelven a tomarse las calles de Guayaquil y congregan a cientos de familias en recorridos llenos de color, creatividad y memoria colectiva. Las rutas y corredores de monigotes se consolidan, una vez más, como espacios de encuentro ciudadano donde niños, jóvenes y adultos caminan, se fotografían y comparten una experiencia que simboliza el cierre del año en distintos sectores de la ciudad.
En el suroeste, la Ruta de los Monigotes Gigantes presenta 21 esculturas ubicadas en puntos estratégicos, elaboradas por artesanos locales mediante técnicas que combinan papel, espuma, fomix y madera. Esta exhibición, respaldada por el Municipio de Guayaquil, estará abierta al público hasta el 11 de enero de 2026 y se ha posicionado como un atractivo cultural que impulsa el turismo barrial y dinamiza la economía de decenas de familias dedicadas a este oficio.
De manera paralela, los corredores tradicionales de venta de monigotes, como la calle Seis de Marzo, reciben diariamente a cientos de visitantes que recorren los puestos en busca del personaje ideal para despedir el año. En estos espacios, 800 comerciantes autorizados ofrecen figuras de distintos tamaños y temáticas, lo que permite a los ciudadanos disfrutar del paseo en familia y realizar sus compras con anticipación.
El alcance de esta tradición trasciende las fronteras de la ciudad. Además de guayaquileños, llegan compradores de otros cantones que adquieren monigotes tanto para uso personal como para su comercialización. “Vengo cada temporada a ver los años viejos de aquí para llevarlos a Quito. Allá también los vendemos a las personas que desean comprarlos para despedir el año 2025”, expresó Javier Lema. Esta afluencia confirma el valor cultural y económico de una costumbre que se mantiene viva año tras año.
A través de estas iniciativas, el Municipio de Guayaquil fortalece una expresión popular profundamente arraigada en la identidad local, promueve el uso ordenado del espacio público y fomenta la convivencia familiar. Las rutas y corredores de monigotes no solo celebran la creatividad artesanal, sino que también activan la economía y refuerzan el sentido de comunidad en una de las épocas más significativas del calendario ciudadano.












