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Atención psicológica municipal mejora la vida de más de 3.000 niños y jóvenes

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Los calificativos hieren más de lo que parecen. “Niño problema”, “desobediente”, “inútil”. Son etiquetas que cargan cientos de niños y adolescentes en Guayaquil, y que, sumadas a trastornos como ansiedad, depresión e ira, terminan minando su autoestima, su rendimiento escolar y su desarrollo personal.

 

Ante esta realidad, el Municipio de Guayaquil activó una red de atención psicológica gratuita que solo en 2025 alcanzó a 3.175 niños y jóvenes de entre 7 y 17 años. El 77% de los casos atendidos se concentran en sectores vulnerables como Monte Sinaí, Balerio Estacio, Juan Montalvo y el Guasmo.

 

Las sesiones —individuales, grupales y familiares— se ofrecen en seis centros municipales: Áreas Territoriales Inclusivas, Centro Valientes, ZUMAR, Hospital Bicentenario, Plaza Casuarina y Cuatro de Enero. Además, incluyen talleres con padres y docentes sobre bullying, discapacidad, primeros auxilios psicológicos y contención emocional.

 

Para el psicólogo Sebastián Mite, una de las barreras es la falta de información sobre los trastornos del neurodesarrollo. “Presionar al niño desde el modelo que se busca alcanzar sin considerar su caso particular, eso lo invisibiliza. Es una presión que colocan sobre ese niño, que no es escuchado y va terapia una y otra vez para que sea como un personaje de televisión, sin profundizar qué es el autismo, qué es el TDH y cómo afecta para comprender al niño y a la familia”, explicó.

 

Además, indicó que el cambio empieza en casa: “Un pilar fundamental es la educación emocional centrada en los adultos para que puedan manejar emociones que contribuyan en el menor para un modelo sano y que se desempeñe en un entorno saludable. El rol fundamental del adulto es el acompañamiento, que crea un vínculo con su hijo”.

 

Marjorie Castañeda es una de las madres que acude con su hijo de 14 años al Centro Valientes. Ella relató como su hijo vivió momentos difíciles en su escuela, pero al llegar a octavo de básica decidió buscar un terapista. “Él no desarrollaba ninguna actividad solo. Su mundo estaba en otro lado y su mente volaba y ahora ya tiene concentración. Aquí nos ayudan a superar mucho, a veces uno se encierra en ese mundo y cuando uno empieza a hablar sus problemas en la terapia es bueno”, expresó.

 

El Cabildo porteño, a través de La Dirección de Inclusión Social, continúa trabajando para que más familias accedan a estos servicios integrales, convencido de que el bienestar emocional es la base para construir una ciudad más justa, equitativa y con oportunidades para todos.

 

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