Con 88 mil títulos, algunas consideradas piezas únicas, la biblioteca Carlos A. Rolando se destaca por su acervo dedicado a autores ecuatorianos, periódicos y revistas. Su nombre honra al doctor guayaquileño que la inició entre 1915 y 1925, desde su domicilio en las calles 9 de Octubre y Boyacá.
Soltero y sin descendencia, Rolando destinó todos sus recursos a ampliar la colección hasta que, consciente de sus limitaciones económicas, decidió donarla a la ciudad de Guayaquil en la década de 1930. La única condición fue que sus familiares supervisaran cada dos años su crecimiento y conservación, práctica que se mantiene hasta hoy.
El valor de la biblioteca radica en la rareza y exclusividad de sus ejemplares, como el *Compendio histórico de la provincia de Guayaquil* (Dionisio Alcedo de Herrera, siglo XVIII) o la *Vida de Santa Mariana de Jesús* (Jacinto Morán de Butrón, 1703), de los cuales existen muy pocos ejemplares en el mundo.
“Las bibliotecas jamás van a desaparecer porque la información original siempre está en los documentos impresos. No podemos confiarnos en todo lo que sale en internet, porque la verdadera fuente de información primaria está aquí, en las bibliotecas”, señaló Angelina Calderón, responsable de la Carlos A. Rolando.
Ubicada al costado izquierdo del ingreso a la Biblioteca Municipal, en las calles República de Guayaquil entre Pedro Carbo y Chile, esta biblioteca es una de las tres que sostiene el Municipio de Guayaquil, junto con la Municipal y Sofía, con el propósito de impulsar la reconstrucción del tejido social de la ciudad.
Con motivo del Día de las Bibliotecas, que se celebra este 24 de octubre, se resalta la importancia de preservar y difundir este valioso patrimonio cultural de Guayaquil y del Ecuador.