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Rescate de once perros en operativo expone el maltrato y promueve la adopción responsable

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Detrás de la imagen tierna de un animal de compañía en internet suele ocultarse un negocio oscuro: animales confinados en espacios reducidos, sin cuidados básicos ni atención veterinaria. Los criaderos clandestinos de perros se han convertido en una problemática creciente en Guayaquil, donde la cría indiscriminada y la venta ilegal vulneran los derechos de los animales y perpetúan el maltrato.

 

Estos lugares, improvisados en casas, patios o bodegas, mantienen a los perros en condiciones insalubres, sin alimentación adecuada ni atención veterinaria. El fin es únicamente comercial: producir camadas para vender animales de raza en redes sociales o en las calles, sin importar su salud o bienestar.

 

En un reciente operativo, autoridades municipales y la Policía Nacional intervinieron un inmueble ubicado en la Precooperativa Martha Bucaram, en el Guasmo Sur. Allí fueron rescatados 11 perros (10 Pomeranias y 1 Pekinés) que se ofrecían de manera ilegal. Los animales recibieron atención médica en el Centro de Bienestar Animal y ahora esperan ser reubicados en hogares responsables.

 

La Ordenanza de Bienestar Animal de Guayaquil, en su artículo 9, prohíbe la comercialización de animales de compañía en la vía pública o por medios electrónicos sin autorización. Esta práctica es considerada una infracción grave y puede sancionarse con multas de 1 a 3 salarios básicos unificados, de 21 a 100 horas de trabajo comunitario e incluso la inhabilitación para la tenencia o venta de animales. No obstante, los operativos recientes evidencian que el problema persiste.

 

El mensaje del Municipio es claro: cada vez que una persona compra en criaderos clandestinos, se está financiando el maltrato. La alternativa ética es la adopción responsable a través de programas como “Adoptamos Humanos”, impulsado por Proanimal, que ofrecen una segunda oportunidad a los animales rescatados y ayudan a frenar el ciclo de explotación.

 

Con campañas de concienciación, rescates permanentes y un marco legal fortalecido, Guayaquil avanza hacia una cultura ciudadana que reconozca a los animales como seres vivos con derechos, dignos de respeto y protección.

 

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