El 9 de octubre de 1820, Guayaquil marcó un hito en la historia del continente al convertirse en la primera ciudad del antiguo territorio de la Real Audiencia de Quito en alcanzar su independencia total del Reino de España y de su monarca Fernando VII.
Este logro significó no solo la emancipación de la ciudad, sino también la creación de la Provincia Libre de Guayaquil, que abarcaba cerca de 50.000 kilómetros cuadrados.
El historiador y asesor municipal Xavier Flores Aguirre recuerda que el 9 de octubre representa “el punto de partida de la libertad ecuatoriana. El caso de Guayaquil, lo que busca es una autonomía también, la capacidad de autogobernarse, (…) rompiendo los vínculos con la monarquía, no reconociendo la autoridad de ningún rey ni las normas que de él emanen”.
La revolución guayaquileña fue liderada por figuras como José Joaquín de Olmedo, León de Febres Cordero, José de Villamil y Antepara, quienes comprendieron la importancia estratégica del puerto para las campañas libertarias del sur. La ciudad se independizó por su propio esfuerzo, organizó un gobierno republicano y promulgó su Reglamento Provisorio el 11 de noviembre de 1820, convirtiéndose en un Estado libre con instituciones, símbolos y leyes propias. “A diferencia de otros territorios de América, los cuales llegaban los libertadores y los independizaban, Guayaquil se independizó por su propio esfuerzo. No le debió su independencia ni a Bolívar, ni a San Martín”, enfatizó Flores.
Esa autonomía, ejercida con visión política y espíritu republicano, permitió que Guayaquil se consolidara como la capital económica del país y cuna de la independencia ecuatoriana.
Cada 9 de octubre, los guayaquileños celebran no solo su libertad, sino también la valentía de sus próceres y el legado de quienes hicieron posible que la ciudad naciera libre, inspirando a toda la nación.
¡Viva Guayaquil Increíblemente Independiente!








