En Ecuador, miles de familias enfrentan la dura realidad de tratar enfermedades catastróficas en sus hijos, muchas veces lejos de casa y con altos costos que parecen imposibles de cubrir. Para aliviar esta carga, el Municipio de Guayaquil y la Fundación FANO firmaron, este lunes 20 de octubre, un convenio de cooperación que asegura apoyo integral y asistencia económica a quienes más lo necesitan.
Gracias a este acuerdo, el albergue gratuito de la fundación seguirá funcionando, con capacidad para 70 niños y adolescentes de hasta 18 años que reciben tratamiento en Guayaquil y vienen de otras provincias. Los beneficiarios, acompañados de un cuidador, cuentan con alojamiento, alimentación diaria, asistencia emocional, social y legal, además de cobertura para traslados internacionales, pasaportes y visas cuando requieren atención médica fuera del país.
Cristina Andrade, presidenta de FANO, destacó la labor de la fundación durante sus 12 años de funcionamiento, acogiendo a niños de otras provincias y de los alrededores de Guayaquil que reciben tratamiento en SOLCA, en el Roberto Gilbert o en el Hospital del Niño. “Duermen de manera gratuita y les brindamos servicios básicos como lavandería, alimentación y movilización”, señaló, resaltando que cada niño y su familia reciben acompañamiento integral que alivia la carga emocional y logística durante el proceso terapéutico.
El convenio, por un monto de USD 125.000, fue calificado como histórico por Virgilio Pesántez, gerente de DASE EP: “Estamos seguros de que este presupuesto se va a incrementar, como dijo el Alcalde (Aquiles Álvarez), que el próximo año tendremos un aumento del 35% en nuestro presupuesto, lo que significa que podemos servir más y mejor”.
A la firma asistieron Andrea Giler, presidenta del Directorio de DASE EP; el cónsul de España, Pedro José Sáenz; autoridades municipales, representantes de la fundación y beneficiarios. Tras la ceremonia, los participantes recorrieron las instalaciones del albergue, constatando cómo la colaboración entre instituciones fortalece el soporte emocional y económico de las familias y refuerza el tejido solidario de la comunidad.